Una mirada a la respuesta institucional con enfoque de género ante el COVID-19

4 de Mayo de 2020

Fotografía: PNUD Guatemala/Fernanda Zelada

Entre el 22 y el 29 de marzo en Guatemala se decretó por parte del gobierno el toque de queda. Eso significa que no se podrá salir a la calle, por ningún motivo, entre las 4 de la tarde

y las 4 de mañana. Una hora después, leí una noticia en medio nacional: “Sorprenden a hombre agrediendo a su esposa en toque de queda”1. Si bien es cierto que, en cualquiera y en todas las crisis humanitarias todas las personas se ven afectadas, en países como Guatemala, donde el número de denuncias por violencia contra la mujer en lo que va del 2020, registra 13,244 el aislamiento social ocasionado por el COVID-19 las pone en un riesgo mayor. 

Las mujeres que sufren violencia en contextos de emergencia, como el que estamos enfrentando, pueden estar expuestas a obstáculos adicionales para dejar a sus agresores, buscar protección social o simplemente llamar para denunciar. Aunado a ello, cuando son menores de edad, la exposición al riesgo es mayor, pues muchas veces dependen casi en exclusividad de personas adultas.

Durante la crisis, se debe asegurar la continuidad de servicios y alertas como la Alerta Isabel Claudina y Alerta Alba-Keneth, para responder a la violencia contra las mujeres y las niñas, que en lo que va del año, ha repuntado el número de casos de desaparecidas, que aún en cuarentena y “toque de queda” siguen activándose, siendo otra preocupación latente la poca celeridad procesal en los casos de femicidio en época de COVID-19.

El Sistema de las Naciones Unidas ha hecho un llamado para que, en las respuestas institucionales, se pueda asegurar la dimensión de género, la pertinencia cultural y la vulnerabilidad en la que se encuentran algunos sectores de la población. Por otro lado, la igualdad de género en la gestión de la respuesta y la crisis del COVID-19, nos invita a pensar en aquellas mujeres que, están en la primera línea de las respuestas como el sector sanitario, por ejemplo, que son las primeras en recibir el impacto de la crisis, y que, sin lugar a duda, los niveles de cansancio aumentan cuando, además, son madres y esposas y que, en muchos casos representa un riesgo para toda su familia.

Ya de por sí, en Guatemala los hombres dedican semanalmente 37 horas al trabajo remunerado y 50.3 al no remunerado, mientras que, las mujeres 29 horas al remunerado y 62.1 al no remunerado (23.5% más que los hombres), pero, en tiempos de crisis, las mujeres incrementan el trabajo de cuidados no remunerados, que, como en todo contexto, son las que llevan y sostienen la mayor carga asociada al cuido de niños y niñas, personas de la tercera edad, con discapacidad, y se encargan de la educación, entre otras más. Sumado a ello, la carga de continuar sus labores a través del homeoffice o teletrabajo, incrementa el estrés y el deterioro de la salud de las mujeres.


El Covid-19 nos lleva a pensar que los gobiernos latinoamericanos y sus respuestas institucionales estén enfocadas en la protección social de aquellas trabajadoras del sector informal y trabajadoras de casa particular. Las primeras que viven del “día a día” y que se ven afectadas por no poder generar recursos; y, sin lugar a duda, aquellas que se emplean en servicios domésticos, enfrentándose a contextos de sobreexplotación cuando el servicio escolar cierra, o bien, terminan siendo desempleadas porque los hogares no pueden seguir sosteniendo sus salarios.

La respuesta institucional ante la crisis con un enfoque de género implica entonces, asegurar recursos para responder de manera distinta y diferenciada para mujeres, mujeres indígenas, con discapacidades, rurales, migrantes, es decir, garantizar que todas las personas sean beneficiadas en todas las fases de la respuesta mirando esas especificidades, poniendo a disposición información sobre el impacto de daños socioeconómicos, diferenciada por sectores y población específica; proveyendo equipos de protección personal en los servicios sanitarios, promover modalidades de trabajo flexible; promover una respuesta económica para reactivar la economía, especialmente de aquellos sectores más afectados; asegurar la continuidad de las respuestas institucionales en materia de violencia contra las mujeres y las niñas, prestando una mayor atención a las denuncias particularmente, en los toque de queda que se están dando en los países; y sobre todo, una respuesta institucional en la recuperación enfocada en todos los derechos para todas las personas.

 1https://www.soy502.com/articulo/sorprenden-hombre-agrediendo-esposa-toque-queda-32419

Escrito por:

Sofía Vásquez, Analista de Género PNUD Guatemala.

Licenciada en sociología por la Universidad de San Carlos de Guatemala, con maestría en Estudios Regionales por el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, México. Actualmente se desempeña como analista de género en la oficina del PNUD en Guatemala.